sábado, 23 de abril de 2011

Ñatita

Mi abuela me prepara un paquetito con comida que quedó del almuerzo
Abuela: Querés llevarte pan?
Yo: No
Abuela: Te llevas comida, te pongo unos pancitos también
Yo: No, no quiero el pan
Abuela: (sacada) QUERES EL PAN SI O NO???!!!
Yo: Sí, me lo llevo

Mi abuela te pasaba por encima, claro tenía años de ventaja y sabía mucho de todo. Era vieja, y como dice el dicho "el diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo". Nunca vi una fuerza de voluntad como la de esa mujer. Mi abuelo murió hace muuuucho, y ella vivió sola casi 30 años. Pero eso no la detuvo en el tiempo, no la puso en pausa. Siguió adelante y haciendo todas sus cosas. Hasta el último día. Creo que tenía fuego en la sangre, nunca se detuvo para nada. Si llegaba una factura hoy, la pagaba ayer. Iba al mercado de Belgrano y se quejaba de la cantidad de gente y de los empujones, y de cómo estaban todas las veredas rotas, y que ella ya no tenía el mismo equilibrio. Pero eso no la detenía, ella iba al mercado y caminaba por el bullicioso Belgrano. Ése Belgrano que conoció muy tranquilo y que me enseñó a amar. Tenía miles de historias de su barrio. Entonces le hice un álbum de fotos de los lugares más lindos. Y me dijo que sacaba muy lindas fotos. Me lo dijo hasta el último día que nos vimos, que debería volver a hacer fotos. Ella tenía el álbum ahí cerquita, para mostrárselo a sus amigas. Y contarles que yo se lo había hecho.
Mi abuela bailó folklore hasta los 87, 88, 89 años, no sé, pero por ahí andaba. Tomó el colectivo también hasta muy vieja, creo que se cayó y por eso lo abandonó. Iba a tomar el té con sus amigas, y siempre tenía invitaciones para juntarse y salir.
Viajó mucho y amaba con todo el alma este país. Y no entendía cómo había gente que se iba. Era una discusión eterna con mi papá, que le recordaba que ella era hija de inmigrantes. Mi abuela era una caprichosa, una testaruda, si algo se le metía en la cabeza nunca ibas a hacerle cambiar de parecer. Pero te digo, era justamente esa fuerza que tenía en el cuerpo. Para todo te pasaba por encima, lo digo en un buen sentido.
Tengo miles de recuerdos, miles, de esta mujer que hizo que la familia se mantuviera unida. Tomó los domingos como propios, eran su día, el día que íbamos a su casa. Muchas veces no tenía ganas de ir, pero pienso qué hubiera sido si ella nos hubiera dejado hacer lo que queríamos. Tenía razón, probablemente no nos veríamos la cara. Y ahora no tendría la relación que tengo con mi familia y mis primos.
Tenía más ganas de viajar, decía que si tuviera auto iría por la ruta entrando a todos los pueblitos, para conocer.
Era terriblemente responsable, si tenía una obligación la cumplía religiosamente. Un día tenía que ir al dentista y en el edificio donde ella vivía se había cortado la luz. Ella vivía en el séptimo piso, así que arremetió para la escalera, decidida a cumplir con su obligación. Se tropezó y cayó por las escaleras, de cabeza. DE CABEZA. Se levantó, volvió a su departamento y lo primero que hizo fue llamar al dentista para cancelar el turno. Así era para todo. Bastante loca. Lo peor fue que nos enteramos porque la llamé para ir a su casa, y me contó lo sucedido, mi tío y mi papá casi la matan. Ella no quería molestar. Yo creo que ese día no le pasó nada grave justamente porque cayó de cabeza, y tenía la cabeza dura como un adoquín.
En fin, hoy hace un año que no está físicamente con nosotros. Y quería escribir algo sobre ella. Espero no haya sido demasiado largo, igual no me importa, no lo escribía para ustedes, lo escribía para mí. Para recordarla a ella.

Esta canción horrorífica nos cantaba, ojalá volviera a escuchar su voz cantándola
Entre San Juan y San Pedro hicieron un barco grande
El barco era de oro, la quilla era de acero
En una noche oscura cayó un marinero al agua,
se le apareció el demonio diciéndole estas palabras:
- ¿Qué me darás marinero si yo te saco del agua?
- Yo te daré mi navío y mi oro y mi plata
- Yo no quiero tu navío, ni tu oro ni tu plata,
yo quiero que cuando mueras a mí me entregues el alma
- El alma a Dios se la entrego, el cuerpo al agua salada
y el corazón que me queda a la Virgen Soberana.
Te extraño Ñatita

2 comentarios:

  1. hermosas palabras cuñissss.... te quiero muchoo!!! LaLa

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  2. Hermoso, emotivo hasta ponernos los ojos brillosos. Todo dolor se supera, pero jamás, jamás, jamás de los jamases uno deja de extrañar con la misma intensidad, a un abuelo que alguna vez amo tanto. Ni un día se lo extraña menos. Pero las sonrisas al recordarlo son cada vez mayores y desplazan a las lagrimas.
    Gracias por hacerme pensar en mi abuelo.

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